Qué mejor que empezar la ruta saliendo desde Ageciras, con dirección Tarifa. Perfecto para tomar curvas y más curvas. Una vez en el pueblo, un café con pastel, frente a su puerto, nos sienta de maravilla.
Si el estómago nos pide guerra, pues unos pescaítos y una cerveza bien fría.
Todo ésto mientras observamos como el ferry sale hacia Tánger.
Un poco más adelante, la playa de Tarifa.
Detalle de las rocas bajo el itsmo.
Ya en Bolonia, nos sorprende como sus finas arenas, son transportadas por el viento.
Incluso nos atrevemos a internarnos por el carril militar.
Donde un mirador nos permite descubrir esta fantástica vista. Las ruinas de Baelo Claudia descansan a nuestros pies, entre el mar y la montaña. Lástima que no se aprecie bien en la foto.
Sin embargo, el paso nos es impedido más adelante. Intentaremos llegar a la Playa de los Alemanes, por Zahara de los Atunes, otro día.
A la vuelta de Bolonia, optamos por atravesar el Betijuelo. Sus escasos cuatro kilómetros, son suficientes para satisfacer nuestras ansias de vislumbrar parajes recónditos. Enterramientos prehistóricos yacen en el camino, junto a casas rústicas, a ambos lados del camino.
Y, todo ello, dentro del Parque Natural del Estrecho. ¿Acaso se puede pedir más?
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